El martes 5 de marzo es el Día Mundial de la Eficiencia Energética, que tiene como objetivo aumentar la conciencia sobre cómo usar la energía de manera eficiente y reflexionar sobre el abuso de combustibles fósiles y la necesidad de utilizar fuentes de energía renovables. Como el parque edificado representa un tercio del consumo energético del país, la urgencia de intervenir en las viviendas se vuelve cada vez más urgente.
UCI, una organización dedicada a la financiación sostenible, ha llevado a cabo una investigación con el fin de evaluar la situación del parque residencial y la distribución de Certificados de Eficiencia Energética en nuestro país. Según el análisis, cerca del 86,9% de las viviendas tienen una calificación energética E, F o G, lo que significa que su consumo y emisiones son más bajos. La letra E es la más frecuente en los hogares españoles (55,9%).
Según un estudio de la UCI, nueve de cada diez viviendas tienen una calificación energética E, F o G.
En términos de comunidades autónomas, Navarra (2,29%), Castilla y León (1,71%) y Galicia (1.36%) son las tres que tienen más residencias con Certificación A, superando así la media española del 0,70%. Canarias (66,93%), País Vasco (31,79%) y Asturias (26,98%) tienen los porcentajes más altos de viviendas con Certificación G, superando la media española del 20,22%.
Aunque estos números se deben a que los edificios en España fueron construidos antes de la implementación del Código Técnico de la Edificación y tienen una edad promedio superior a los 43 años, esto conduce a un consumo excesivo de energía, lo que no solo aleja a las viviendas de los niveles de confort ideales, sino también a un gasto innecesario en las facturas energéticas. Además, el IVA de la electricidad aumentará del 10% al 21%.
Las estadísticas demuestran la urgencia de aprobar la Directiva de Eficiencia Energética de Edificios (EPBD), ya que es fundamental para mejorar la eficiencia energética en el sector residencial. A través de su implementación, se facilitará el cambio hacia viviendas más sostenibles y energéticamente eficientes, lo que resultará en una reducción del consumo de energía y una mejora del confort en el hogar. A nivel nacional y europeo, este avance es significativo en la consecución de los objetivos de sostenibilidad y eficiencia energética.